martes, 18 de diciembre de 2018

Sonidos que sanan

Durante muchos años hice de todo para deshacerme de la depresión. Busqué ayuda de varios profesionales de la salud mental, pero de nada sirvió. El problema era mi espíritu que se encontraba en agonía. 


Con los años descubrí que este mal espiritual no puede ser curado por la medicina. Un día me dediqué a desempolvar viejos discos compactos, los encontré y escuché. Recordé muchas etapas de mi vida, sobre todo la de mi adolescencia. Por fin había descubierto mi sanación.

La música era la respuesta, la mejor manera de suministrarla ha sido con audífonos. Desde aquel entonces puedo decir que:
  • la música escucha tu silencio mientras dialoga contigo;
  • te conecta y te desconecta,
  • te transporta a otras dimensiones, a otros universos;
  • te relaja, te descomplica, te sana;
  • te acompaña en la soledad,
  • alumbra tus días más lúgubres,
  • calma tu angustia;
  • te da la bienvenida, te saluda y también te dice adiós;
  • la música te invita a sonreír,
  • y otras veces consuela tus lágrimas;
  • es la compañera en tus días de éxito, 
  • y aquella que te ayuda sobrellevar los fracasos;
  • te acompaña a pasear por tus recuerdos,
  • a disfrutar de lo bueno que viviste y aprender de lo malo;
  • te ayuda a recordar a aquellos que se fueron de tu vida y de este mundo;
  • te ayuda a aplacar el sufrimiento y a intensificar el gozo,
  • la música conforma el soundtrack de tus días, de tu vida;
  • te motiva, te inspira, te ayuda a crear; pero nunca a destruir.

Somos felices escuchando música, incluso cuando damos play a una canción triste. Hasta Nietzsche dijo "Sin música, la vida sería un error".

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