jueves, 1 de octubre de 2015

Odisea melómana

Ahora resulta fácil escuchar a tu banda favorita y conseguir la música que tú quieras. Esto puede resultar cómodo además de satisfactorio por la inmediatez y disponibilidad que nos brinda la internet, pero solo los que pertenecemos a la generación X y también los que son parte de la Y sabemos la odisea que nos tocó vivir para poder conseguir el nuevo álbum de la banda de nuestra preferencia ya sea en vinilo, cassette o disco compacto que nos hacia falta para completar la discografía de una de nuestras bandas favoritas. Esto no solo lo vivimos en los 80's y 90's también lo hicimos hasta a inicios de la primera década de este nuevo milenio. 



Mucho antes de empezar a ir al kindergarten tuve mi primera experiencia melómana y fue gracias a mi tío. Esto sucedió aquel día cuando mi tío llegó a casa con un Lp de Led Zeppelin. La portada era intrigante y atractiva. Mi mente elaboraba tantas preguntas que terminaba bombardeando a mi tío con mi curiosidad. Era novedoso e inexplicable ver a esos niños subiendo a una especie de montaña llena de orificios. Estoy describiendo la portada del House of the Holy. Mi tío colocó cuidadosamente el vinilo en el tocadiscos mientras me decía "Sobrino esto es Led Zeppelin, esto es rock". Yo no dije absolutamente nada porque quedé totalmente hipnotizado por el sonido de guitarra de "The song remains the same" y esperé hasta que suene la última canción de ese álbum. 



Desde aquel entonces escuchar música comenzó a ser una especie de ritual que incluía ver las portadas y revisar los folletos tanto en cassettes como en los vinilos y después de varios años en discos compactos. A la semana siguiente mi tío llevó el Physical Graffiti, solo me dediqué a escuchar y creo que esa fue mi primera experiencia más cercana a una sobredosis psicotrópica porque escuchar "Kashmir" fue un vuelo que siendo tan solo un niño pude disfrutar al máximo. Cada vez que mis tíos compraban discos nuevos yo era el primero que estaba sentado cerca del tocadiscos.




Por un lado mi tío César que escuchaba Led Zeppelin y por el otro mi tío Carlos que ponía canciones de la banda YES. Con el tiempo empecé a ir a la escuela y cada vez que regresaba yo no podía almorzar sino estaba encendido el televisor y tenía que ver ya sea Sintonizando o El Show de Bernard porque eran los únicos programas musicales de ese entonces. Recuerdo claramente lo fascinado que quedé y hasta cierto punto impactado después de haber visto el videoclip de "Owner of a lonely heart" creo que ahí fue cuando fue cuando reafirmé que YES era una de mis bandas favoritas. 



Uno de aquellos fines de semana que mi tía -hermana de mi madre- me llevó al Unipark, que quedaba ubicado en el centro comercial Unicentro, vi en una tienda musical que había un troquel promocionando el tema "Bark at the moon"que está incluido en el álbum homónimo. Aquel día no pude ni dormir porque fue muy fuerte ver a  Ozzy Osbourne disfrazado de una especie de Mr Hyde. 



A la semana siguiente después de haber encendido el televisor, puse en canal 10 (Telecentro en aquel entonces) y vi el videoclip de Ozzy Osbourne, ese día dejé de termerle y me convertí en su fanático. En ese momento comencé a preguntar sobre Ozzy y mis tíos me hablaron de Black Sabbath y para ilustrarme me hicieron escuchar "Paranoid" , "Children of the grave" y "Iron man".




Pasaron los años y a pesar de mi fanatismo por los Masters of The Universe y otras series animadas, nunca dejé de sentarme en la sala cerca del tocadiscos y oír las canciones de las bandas favoritas de mis tíos. En 1987 llegó la locura de los videojuegos, pero fue a los 13 años que escuché "The Unforgiven"- Metallica y mi afición por la música fue retomada. En ese momento fue cuando empecé a comprar mis primeros cassettes y después de un año comencé a adquirir discos compactos. Además que había Mtv tanto en señal abierta como en tv por cable. Las revistas de Metal Hammer eran infaltables y también te servían como guía para saber los últimas novedades de tus bandas favoritas.



Uno de mis primeros discos compactos fue el Superunknown de Soundgarden, álbum que recibí como regalo de mis primos cuando cumplí 14 años, después de eso compré el Dookie de Green Day. Mi colección iba en aumento y mi gusto se ampliaba tanto así que adquirí el Versus de Pearl Jam, luego el Core de los Stone Temple Pilots. 

La intensidad fue creciendo y compraba álbumes de Megadeth entre los primeros de mi colección tuve el Countdown to ExtinctionYouthanasia. No me cerraba a bandas con estilos diferentes como lo son Faith No More, Red Hot Chili Peppers, Rage Against The Machine e Incubus. Luego empezó el dato más heavy y bandas como Machine Head, Fear FactoryWhite Zombie, Entombed, Anthrax y Tool ya formaban parte de mis bandas favoritas.Luego llego el New metal y bandas como Korn, Deftones, System of a Down y P.O.D. eran parte de la colección de discos. Hay muchas bandas más que luego de que me gradué del colegio me dediqué a escuchar y obviamente a conseguir sus álbumes. Han pasado los años y con el tiempo he ido teniendo mayor interés por las bandas clásicas como: Alan Parsons ProjectDeep Purple, Pink Floyd, Supertramp, Iron Butterfly, AC/DC y muchas más.



Bueno y Uds. se preguntarán el porqué de Odisea Melómana, les respondo así de simple. Porque realmente era un recorrido lleno de vicisitudes por el que teníamos que pasar para poder comprar ya sea un cassette o un disco compacto. Uno de mis grandes amigos de la infancia y de la adolescencia Fernando Orellana fue mi cómplice en el cumplimiento de las misiones de conseguir los álbumes que nos gustaban. El viaje empezaba cuando íbamos a las tiendas musicales que se encontraban en los centros comerciales de la ciudad de Guayaquil entre estos: Plaza Mayor, Garzocentro, Policentro. También avanzábamos hasta la calle Víctor Emilio Estrada cuando no encontrábamos nada en los centros comerciales. Tiendas como: Chalie Music y Jairala Music(alado de lo que es Café Oh La la) entre otras, eran nuestra última esperanza. Bueno al final del día regresábamos triunfantes con los discos compactos en nuestras manos. Debo agregar que lo que teníamos que hacer para poder completar el dinero de la compra de los cds o cassettes fue un gran esfuerzo, reunir o ahorrar todas nuestras mesadas. Evitar comer algo durante el receso de clases fue un sacrificio que después era recompensando una vez que quitábamos la envoltura del disco compacto y lo colocábamos en el reproductor de cds. Si no tenías la oportunidad de comprar el cd, siempre tenías al pana acolitador que te lo prestaba a cambio de otro álbum que a él le faltaba y ahí era cuando debías aprovechar para comprar un cassette de 90 o 120 minutos y grabar. Poder disfrutar de escuchar rock en tu walkman o discman no tenia precio.Si querías usar el discman tenias que poner tus discos con sumo cuidado evitando que se te rayen. Además que si acababas de escuchar un cassette tenías que rebobinarlo y si no usaste un lápiz o una pluma para hacerlo, entonces no tuviste infancia o adolescencia. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario